En la pared del pasillo de mi apartamento tengo colgado, un anuncio del cortometraje Elpidio Valdés contra la Policía de Nueva York. Confieso que nunca he visto el filme. Compré el cartel hace un par de años, por razones no muy claras. A lo mejor sencillamente me gustaba la imagen. O quizás fue porque en Internet ya había conocido algo de ese personaje emblemático de los dibujos animados hechos en Cuba. Sobre todo, supongo que esa compra formó parte de un esfuerzo subconsciente por acumular evidencias de mi conexión con ese país, el de mis abuelos, que solamente he podido conocer de visita, en libros (muchos libros), y durante algunas estancias de investigación.