Después de la celebración de la primera Cumbre de las Américas, en 1994 en Miami, calificada grandilocuentemente por muchos como la ciudad de las Américas, ya que se ha ido convirtiendo en el puente de relación entre América Latina y el gigante norteamericano, ninguna otra cumbre de ese género había despertado tanta expectación como la recién concluida en Puerto España, capital de la isla caribeña de Trinidad y Tobago.