Aunque la prensa norteamericana fue mayoritariamente respetuosa con la figura del papa Benedicto XVI en los días previos a su visita a Estados Unidos, no pudo evitar vender el suspenso: ¿qué iba a decirle a los casi 80 millones de católicos sobre el abuso sexual infantil de sus sacerdotes?; ¿cómo se relacionaría con el judaísmo norteamericano?; ¿qué diría a millones de indocumentados latinos, católicos casi todos, y perseguidos en esos momentos por las autoridades de Inmigración?
Es probable que el dueño de un periódico o canal de televisión no esté de acuerdo con sus periodistas y censure alguna información o criterio…