Juan Pablo II, como ningún otro pontífice, supo poner a la Doctrina Social de la Iglesia al centro del problema misionero y evangelizador de la Iglesia y en diálogo permanente con las “ cosas nuevas ” de este siglo. En él la Doctrina Social de la Iglesia renovó su lenguaje para hacerse entender por todos los hombres, se hizo más conocida y necesaria. De su puño y letra brotaron las nuevas formulaciones que ampliaron y amplificaron la reflexión y acción efectiva de la bien llamada Pastoral Social de la Iglesia.