El Centro de Espiritualidad Pedro Arrupe nació con el deseo de ayudar en la formación espiritual de los cristianos de Cuba, de manera especial en los laicos, pues los sacerdotes, religiosos y religiosas tienen más facilidades para acceder a esta formación. No se trata de dictar sólo cursos teóricos de espiritualidad, que ciertamente son bien necesarios, sino de ofrecer una pedagogía concreta, un proceso de encuentro profundo con Dios prolongado a lo largo de dos o tres años, bien acompañado, que marque de manera definitiva la vida.
En la Iglesia actual también los laicos buscan una experiencia mística que les dé sentido y dinamismo para vivir la fe con creatividad frente a los complejos desafíos de la ciudad secular. Se suele decir que no estamos en una época de textos, sino de testigos.