Se hace difícil establecer núcleos específicos en la obra que nos legara José Juan Arrom, pues amplio fue su quehacer: investigó el teatro cubano desde sus orígenes, le atrajo la poesía folclórica americana, la lexicología, la literatura hispanoamericana en su conjunto, la obra de José Martí, teorizó sobre las generaciones literarias… Su fórmula de vida se concentró en el trabajo, en la docencia y, sobre todo, en mantenerse vinculado a su tierra de nacimiento.