Comentarios introductorios al documental Benedicto XVI, en honor a la verdad

El 18 de octubre de 2018 el Centro Cultural Padre Félix Varela realizó una exhibición especial del documental Benedicto XVI, en honor a la verdad, producido por la agencia de noticias Rome Reports en colaboración con TV2000 y la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger, y con el patrocinio de la Fundación Dr. Ramón Tallaj. La Sala Cinematográfica Walfredo Piñera del centro resultaba pequeña para la gran cantidad de asistentes, por lo cual la proyección se realizó en una pantalla LED en el patio del Centro.

Benedicto XVI, en honor a la verdad es un documental de 48 minutos que presenta los principales hitos de la vida del Papa Benedicto XVI e investiga los motivos de su histórica renuncia, a través de entrevistas con expertos y testigos de primera mano. La presentación del documental estuvo a cargo de su realizador, Sr. Antonio Olivié, quien es además el CEO de Rome Reports.

El Nuncio Apostólico en La Habana, excelentísimo monseñor Giorgio Lingua, hizo unos comentarios introductorios a la película que, por su gran interés, hemos querido publicar en Espacio Laical.

«En diciembre de 1944, cuando me llamaron al servicio militar, el comandante de la compañía nos preguntó a cada uno qué queríamos ser en el futuro. Respondí que quería ser sacerdote católico. El subteniente replicó: Entonces tiene usted que buscarse otra cosa. En la nueva Alemania ya no hay necesidad de curas». Así comienza la carta a los seminaristas del papa Benedicto XVI del 18 de octubre de 2010, hace exactamente hoy 8 años.

El joven Ratzinger no estaba obligado a decir la verdad al comandante militar. Podía inventar cualquier otra cosa: me gustaría enseñar, quisiera ser pianista… etc. Es cierto que no ignoraba que decir que quería ser sacerdote católico podía costarle caro, o al menos algunas burlas. Pero él, aún imaginando las consecuencias, no podía dejar de decir la verdad. También porque, como explicaría después: «Yo sabía que esta “nueva Alemania” estaba llegando a su fin y que después de las devastaciones tan enormes que aquella locura había traído al país, habría más que nunca necesidad de sacerdotes».

Monseñor Giorgio Lingua.

Monseñor Giorgio Lingua.

El documental que vamos a ver me ha hecho recordar estas notas biográficas y estas consideraciones del papa Benedicto a los seminaristas. Emerge su lúcida coherencia, su integridad moral, su amor por la verdad, cueste lo que cueste, hasta el final. Hasta el punto de tener el coraje de decir: «basta, ya no puedo seguir más», lo que dijo después de larga reflexión y oración. Es cierto que la barca de Pedro no era él quien la guiaba sino Otro, de quien él sabía que era solo el Vicario en esta tierra. Con gran serenidad y seguridad, por amor a esa Verdad que quería servir, dio un paso atrás. Lo hizo no por cobardía o por comodidad, sino por previsión y por fe, a costa de ser incomprendido también esta vez.Y luego continúa: «Hoy la situación es completamente distinta. Pero también ahora hay mucha gente que, de una u otra forma, piensa que el sacerdocio católico no es una “profesión” con futuro, sino que pertenece más bien al pasado», y añade: «…los hombres, también en la época del dominio tecnológico del mundo y de la globalización, seguirán teniendo necesidad de Dios, del Dios manifestado en Jesucristo y que nos reúne en la Iglesia universal, para aprender con Él y por medio de Él la vida verdadera, y tener presentes y operativos los criterios de una humanidad verdadera. Donde el hombre ya no percibe a Dios, la vida se queda vacía; todo es insuficiente».

Cuando he visto el cortometraje de Rome Reports me he conmovido al volver a escuchar las palabras pronunciadas en la primera audiencia general después de haber declarado a los cardenales la intención de retirarse en oración, en particular cuando ha dicho al dar ese paso: «…con plena libertad por el bien de la Iglesia, tras haber orado durante mucho tiempo y haber examinado mi conciencia ante Dios».

El último acto de su pontificado, la renuncia, ilumina todo el ministerio y confirma sus primeras palabras, cuando se define a sí mismo como: «un simple y humilde trabajador de la viña del Señor». Ese gesto de valentía, inusual, pero definido como profético y a contracorriente, era un ejercicio de coherente humildad que le ha ganado la estima también de muchos de sus detractores.

Su pontificado ha sido marcado por grandes sufrimientos, incomprensiones y ataques, tanto de dentro de la Iglesia como de fuera. Sin duda los más dolorosos fueron los provenientes de dentro de la Iglesia, los que confirmaban la podredumbre presente en la Iglesia que él mismo había denunciado también antes de ser electo Pontífice y que, una vez siendo Papa, advertirá aún con más fuerza y justamente en el caso de las personas sobre las cuales había puesto su máxima confianza.

Cuando se ocupa una posición tan importante y llena de responsabilidad, se tiene en cuenta la incomprensión; lo que es difícil de tener en cuenta es la traición. Uno piensa siempre en escoger los mejores colaboradores, los más fieles; porque sin confianza la vida se vuelve imposible. El papa Benedicto probó el dolor de la traición. Las cartas robadas de su escritorio y vendidas a periodistas inescrupulosos han violentado su intimidad.

Pero esto también le hará probar en su propia carne aquel indescriptible dolor que padeció el mismo Cristo y que provocó el aparente fracaso de su misión terrena.

No dudo que el papa Benedicto habrá recordado el momento en el que Cristo, dirigiendo su mirada a Judas, le dice: «lo que tienes que hacer, hazlo ya», casi para acelerar el inevitable mal que sería la causa de su muerte, y de la muerte en cruz, voluntariamente aceptada, pero que constituirá el paso obligado a la Resurrección.En su fe, el papa Benedicto en un cierto sentido ha anticipado su «muerte», desapareciendo a los ojos del mundo. Cuando en el documental se ve cerrar la puerta del helicóptero que lo saca del Vaticano para conducirlo a la soledad de Castelgandolfo, me pareció ver la piedra que rueda para tapar el sepulcro de Cristo. Todo ha terminado, se puede pensar. Sin embargo, era un nuevo inicio. Así también, en su clausura, voluntariamente aceptada, el papa Benedicto continúa rezando por el alba de una nueva resurrección, de un nuevo día cuya luz, desafortunadamente, tarda en llegar; pero estamos seguros que vendrá, por la fe en la palabra de Aquel que ha dicho: «En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo».

Muchas gracias.

Público asistente a la presentación del documental Benedicto XVI, en honor a la verdad en el Centro Cultural Padre Félix Varela.

Público asistente a la presentación del documental Benedicto XVI, en honor a la verdad en el Centro Cultural Padre Félix Varela.