CONVERSACIÓN SOBRE LA METÁFORA Casa Cuba

Para presentar la metáfora Casa Cuba más que un ejercicio de ingenio y agudeza conceptual, es necesario un corazón despierto y una espiritualidad de la trascendencia de lo real, según el filósofo Raúl Fornet en sus palabras de introducción a este simposio. Creo, con humildad, que puedo alcanzar estas dos últimas categorías para vincular lo afectivo con lo ideológico —aunque esta última es una palabra que provoca pánico en Cuba; pero no me atrevo a pronunciar otra— y hablar de Cuba, la Cuba que es obra de la mano de Dios y le pertenece a Él, y la que también, por esa voluntad misteriosa del Dios que hace todas las cosas —como me gusta repetir—, me pertenece a mí y yo le pertenezco a ella.