A Cargo de Jorge Domingo Cuadriello
Carta sin fecha escrita por Gaztelu cuando ya se encontraba establecido en los Estados Unidos. Por su valor testimonial, consideramos conveniente reproducirla exactamente tal como la redactó.
___________________
Esta tamaña escultura esculpida en mármol blanco por la escultora cubana Hilda Madera, que se halla a la entrada de la bahía de la Habana fue inaugurada solemne y eclesiásticame en los tiempos del último gobierno de Batista.
En los primeros meses (no recuerdo la fecha exacta) de haber sido implantada la Revolución de Fidel Castro, siendo (quien estas letras traza) Párroco de la Iglesia del Espíritu Santo, recibí una llamada por teléfono, de parte del Sr. Carlos Franqui, Director del periódico Revolución, invitándome, cuando me fuera posible, fuera al edificio donde se publicaba el periódico, para cambiar opiniones acerca de la escultura del Cristo que estaba en la entrada del puerto de la Habana. Aceptada tan amable e interesante entrevista, llegué a lugar citado, siendo cortestemente recibido por el Sr. Carlos Franqui, y tras acostumbrados saludos, me invitó a pasar a un amplio salón donde había varias personas; cabe a una mesa, que eran escritores del periódico y de su suplemento Lunes de Revolución. Reiterados saludos y presentación mía, tras «efusivos» elogios al presentado, tomó la palabra el Sr. Franqui y propuso lo siguiente: Que pretendiendo quitar del lugar donde estaba la escultura del Cristo de La Habana, no ser apropiado el lugar donde estaba y de poco valor la escultura de Cristo, me proponían que yo «sacerdote e intelectual» iniciara el modo de que fuera trasladada —por no decir quitada— a otro lugar. A tan aviesa y solapada propuesta repliqué: Que respecto al lugar donde estaba enhiestamente erguida me «lucía» inmejorable. Cristo recibiendo a cuantos viajeros, por mar, entraban en la Habana: En cuanto al poco valor plástico de la Escultura de Cristo, estimo que ningún sacerdote por intelectual que sea debe quitar imagen o estampa de Cristo esté donde esté, como está la del Cristo de La Habana.
A.G.