La relación entre objetos simples ya de por sí es compleja. Cuando se dan objetos de máxima complejidad, se debe esperar a que sus relaciones se hagan indescifrables en la mayoría de los casos. Tal es la situación de los objetos designados por los términos cultura y evangelización. Si a ello le añadimos un adjetivo de mayor complejidad todavía, y decimos que estamos interesados en la relación de evangelización y cultura en la actualidad, la dificultad de decir algo cierto y real se acrecienta aún más. Por lo tanto, no intentamos una descripción exhaustiva y válida de la situación actual de la cultura ni la de los procesos por los cuales esta cultura deba ser evangelizada. Simplemente vamos a sobrevolar el paisaje de este inmenso complejo existencial y conceptual con la intención de observar algunos de sus relieves más notables.