Celso Furtado, el más importante economista brasileño, afirmó en el año 2001 que nunca fue tan grande la distancia entre el Brasil que somos y el que esperábamos ser. Seguramente ninguno de los 190 millones de brasileños proferiría esta misma frase en 2012.
La recuperación de la autoestima fue una de las más importantes consecuencias subjetivas del proceso que llevó a Brasil a lograr compatibilizar el crecimiento económico con la distribución del ingreso, la disminución de la pobreza con fortalecimiento de la democracia y de las instituciones y la disminución de las asimetrías regionales con autonomía en su orientación de desarrollo y fuerte inserción internacional.