El cosmos bien temperado

El materialismo, la forma más popular del ateísmo fi losófi co, tiene un núcleo metafísico que se mantuvo casi incólume desde Demócrito hasta Jacques Monod. Para la tradición materialista, el mundo físico es infi nito y eterno. Todo lo que hay en él se agota en el juego de los átomos en el vacío, que está regido por el azar y la necesidad. Desde la Ilustración, el materialismo ha pretendido identifi carse con la ciencia y la llamada “visión científi ca del mundo”.

Como prueba, suele mencionar el elevado porcentaje de científi cos ateos y agnósticos, que es un argumento de carácter político, porque las opiniones personales de los científi cos pueden ser tan relevantes como las de los miembros de cualquier otra profesión.