A cargo de Jorge Domingo Cuadriello
Todo cubano honesto que lleve a cuesta su carga de preocupaciones patrias, que sienta y vibre con las esperanzas y los riesgos de la hora presente, que quiera conservar su entusiasmo férvido, pero limpio de fanatismo, se siente atrapado en las fauces de un inesperado dilema. Por un lado, como un torrente de energía, la Revolución despliega sus conquistas y sus planes, sus sueños de justicia y su voluntad reivindicadora, y su glorioso impacto alza en el alma un cimbreante y ascendente amor a Cuba y una leal y sincera voluntad de servicio.