El estudio y la formación de la personalidad

Estudiar proviene de la palabra latina studeo que significa yo me esfuerzo. ¿Y cuál es el objetivo de ese esfuerzo? Es apropiarse de determinados conocimientos, ya sean los de una ciencia, un arte o una técnica. Por consiguiente, en cualquier diccionario nos dirían de un modo u otro que estudiar es aplicar el entendimiento a la adquisición de conocimientos.

Ahora bien, se estudia no solo para adquirir un saber particular; es decir, el de una ciencia, una técnica o un arte. Dicha significativa actividad se lleva a cabo para constituir la base de una cultura general individual, la cual es decisiva para la formación de un ser humano armónico y universalmente desarrollado, o dicho sea de otra manera: de una personalidad individual plenamente desplegada. Claro está, mientras más amplia sea esa cultura, mejor. Por supuesto, será de excepcional importancia unir la lectura al estudio. No es casual que la UNESCO declaró desde hace muchos años que la lectura forja una cultura en una personalidad individual.