EL MIEDO Y LA MENTIRA: dos malas compañías

Cada vez compruebo más que el miedo da origen, la mayoría de las veces, a un defecto terrible: la mentira. A partir de su empleo las relaciones sociales se envenenan hasta que la vida se hace imposible. Y desaparece la esperanza, surge la desesperación, que es peor, y llega el “sálvese quien pueda” con el barco de la vida a la deriva o a pique.

Y cuando el miedo se mete entre los entresijos del alma, mentimos con la misma naturalidad con que respiramos. Mentimos para ocultar nuestras inseguridades, mentimos una y otra vez para librarnos del peligro.

Voy a hablar del “miedo” y de la “mentira”, dos malas hermanas, jimaguas, que destruyen las aspiraciones más nobles del ser humano y los ideales más sublimes.