Entrevista concedida por monseñor Carlos Manuel de Céspedes, vicario general de la Arquidiócesis de La Habana, a La Ventana, página web de Casa de las Américas, quien ha tenido la gentileza de permitirnos reproducirla en este número.
Carlos Manuel de Céspedes GarcíaMenocal conserva ese aire de patricio fundador que lo distingue y lo hace parecer un personaje de otra época. Cuando entra a un sitio, todas las miradas lo acompañan, quizás porque en una ciudad que se vanagloria, y también se lamenta, de su irresistible y agobiante calor, resulta increíble la existencia de alguien empeñado en vestir una guayabera negra con vocación de clergyman.
Domina como pocos un fino humor criollo, muy cercano a la erudición y a las más caras tradiciones y costumbres cubanas. Con naturalidad, prestancia y sencillez, muestra, acaso inconscientemente, los valores de una de las más preciadas herencias de la historia nacional y conversar sobre ella, lo remonta a los curiosos diálogos que su madre solía sostener con los vendedores chinos.