Este es el papa Francisco. Si la Iglesia se vuelve como él la piensa y la quiere habrá cambiado una época. Me dice el papa Francisco: “El mal más grave que afecta al mundo en estos años es el paro juvenil y la soledad de los ancianos.
Los mayores necesitan atención y compañía, los jóvenes trabajo y esperanza, pero no los tienen ni los unos ni los otros; lo peor: que ya no los buscan más. Les han aplastado el presente. Dígame usted: ¿se puede vivir aplastado en el presente?¿Sin memoria del pasado y sin el deseo de proyectarse en el futuro construyendo un proyecto, un futuro, una familia? ¿Es posible continuar así? Este, en mi opinión, es el problema más urgente que la Iglesia tiene que enfrentar”