Cuando este número de Espacio Laical esté circulando, el Año de la Misión tocará a su fin. Algo claro debe quedar para la Iglesia católica en Cuba al final del año 2005, y son dos cosas fundamentales: Primero, que Jesucristo quiso que su Iglesia fuese misionera, o es misionera o no es Iglesia; y segundo, que la misión de la Iglesia está dirigida a todas las personas y a todos los ambientes de la vida de ellas. Los ambientes son: familiar, escolar, laboral, universitario, juvenil, político, artístico, técnico, científico, deportivo… Sabemos, por propia experiencia, que existen mejores, peores y regulares; y también, que todos los ambientes están llamados a sanearse; por lo que si no se evangelizan los ambientes, las personas, aunque estén convertidas, vivirán la fe cristiana en un gueto, y esto es diametralmente opuesto a Iglesia, que es misión. Por otra parte, si no se llega a la evangelización de los ambientes, entonces el Reino de Dios, que debe comenzar a construirse en este mundo, en esta vida, no transformará esta tierra; además, la vida cristiana para los que la practican será muy difícil; pues el ambiente en el que viven se les mostrará muy hostil, como está ocurriendo hoy día en Cuba y fuera de nuestro país. Finalmente y esta es la primera razón de la misión, la evangelización tiene que transformar este mundo para hacerlo feliz, para que el hombre viva satisfecho en él. Por eso, la misión debe producir paz, justicia, libertad y comunión fraterna.