Yo también me lo pregunto: la Ciencia y la Teología, ¿son amigas inseparables o enemigas hostiles? ¿Puede un tercer elemento, la Filosofía, servir de puente entre las dos? La primera es casi la eterna pregunta. Posiblemente el sí a la segunda pregunta es una gran verdad. Sin poner ni quitar nada tanto a la Ciencia como a la religión, la Filosofía bien puede ser la mano amiga de ambas en la misma búsqueda de respuestas a los por qués de toda reflexión y de toda vida, una buena compañía para todos esos momentos en los que parece que por el mucho quererse da la impresión que todo está roto. O que no hay nada en común entre ambas cuando lo cierto es que van del brazo paseándose por la calle principal. Profundicemos un poco en ello y hagamos un intento para demostrarlo.