Generación triste

A cargo de Jorge Domingo Cuadriello

Todo aquel que tenga espíritu observador, habrá notado (especialmente en aquellos lugares en que se agrupan) que los adolescentes de hoy se caracterizan en sus expansiones y en sus actividades, por una ausencia notoria de esa alegría pura y contagiosa que retoza en el alma y que se desborda en todo, porque no puede contenerse dentro y busca la salida por cuantos poros halla a su paso. Nuestra juventud, lo que comúnmente se llama entre nosotros juventud (porque ya cuando se pasa de los treinta se ha dejado atrás) es íntimamente triste. Es aparentemente divertida, hasta bullanguera cuando la ocasión lo requiere; pero su diversión y su bullanga son periféricas; no son el producto de esa claridad interior que lanza luz hacia afuera, y que hace sentir la vida con alegría y hace a los hombres alegres hasta los tuétanos.