Esta nueva película cubana resulta un alivio para los ricos de la Isla. Cuando tengan cargo de conciencia, ya saben que basta con regalar, o simplemente prestar, un PLAY STATION a un niño pobre. El filme de Ian Padrón fue un éxito durante este verano en Cuba, y estoy seguro que lo será mucho más cuando salga a la arena internacional. Ha comenzado ya con el premio a la mejor película de ficción del festival Traverse City, en Michigan, Estados Unidos; y por supuesto que no se detendrá ahí.
La historia no ofrece una versión edulcorada de la realidad, sino que expone varias de las contradicciones que marcan la actualidad de la Isla, y lo hace de manera sincera y directa. No podría esperarse menos de un realizador de la talla de Ian Padrón. El filme abre muchas miradas, algunas subversivas, aunque otras, ciertamente, amaestradoras.