HACER O DESHACER LA CULTURA CUBANA

Trazar una demarcación al problema de lo cubano constituye una obsesión insular con más de 200 años. Aun cuando no consideremos los supuestos cuatro siglos de historia de la literatura cubana, a partir de el Espejo de paciencia, de Silvestre de Balboa, referente todavía polémico, queda un largo trecho para discurrir en torno a la formación de la cubanía y su definición.

Dos definiciones paradigmáticas, “el ajiaco” de Don Fernando Ortiz y “la posibilidad” de José Lezama Lima, demuestran cuán insatisfechos quedamos ante las explicaciones de un fenómeno dinámico que nos desafía en cada coordenada histórica. Y la actualidad no es una excepción. Se entiende, entonces, hasta qué punto nos motiva la lectura de Hacer cultura cubana”, artículo de Raúl Fornet-Betancourt que hace unos meses apareció en esta publicación (número 2 del 2008) con una propuesta inquietante, brevemente expuesta pero audaz, que examina la condición de nuestra cultura.