La guagua va como siempre: abarrotada. Una ancianita que mira con ojos de cansancio pero velados de suave amabilidad, va de pie como vamos la mayoría de los fardos humanos. Varios filósofos nos hablan de la “llenura” como señal característica de nuestro tiempo. Todo está lleno, nos dicen: los ómnibus, los tranvías, los teatros y las universidades.