Con pocos días de diferencia, los potentes huracanes Gustav y Ike transformaron la fisonomía material de la isla de Cuba. En cifras registradas después de sus azotes, las autoridades contabilizaron las pérdidas en unos 5 mil millones de dólares. Según fuentes del Ministerio de Eduación, más de 5 mil 400 escuelas –el 40,9 por ciento-, recibieron daños totales o parciales. De ellas, 23 centros quedaron completamente destruidos.