El término secularización” designa un proceso de transformación cultural que se viene dando a lo largo de la época moderna. En la tradición medieval “siglo” -saeculum en latín– significaba el mundo profano contrapuesto al mundo religioso; y prácticamente todo lo profano y secular funcionaba bajo la tutela religiosa y clerical. A partir del siglo XVII se abre una nueva etapa: emancipación de lo secular respecto a lo religioso.
Eso significa la secularización. Como la modernidad, también la secularización tiene distintas versiones en cada región y en cada pueblo, pues se trata de una transformación que tiene lugar dentro de la historia y en distintos dinamismos culturales. Por ejemplo, la secularización que hoy se está viendo en la sociedad cubana, es muy peculiar y bien distinta de la que tiene lugar en la sociedad española, como distinta es la historia en uno y otro caso. Mi punto inmediato de partida no es la situación cubana; soy consciente de su singularidad y de su complejidad; ya historiadores y pensadores de Cuba, durante los últimos años, vienen haciendo buenos análisis que son imprescindibles para un discernimiento adecuado. Parto de la situación española que, si bien puede resultar desconcertante para muchos, es bastante comprensible para quienes venimos nadando en el río de nuestra historia.