José María Chacón y Calvo fue doctor en Leyes y en Filosofía y Letras. Desplegó todo su caudal como escritor y animador cultural en la presidencia del Ateneo de La Habana, en la dirección de la Academia Cubana de la Lengua, al frente del Instituto de Cultura Hispánica, y como decano de la Facultad de Filosofía y Letras en los primeros años de la Universidad Católica de Villanueva. (Después fue profesor de literatura cubana hasta 1960 en que cerró ese centro de altos estudios.) Sin embargo, tan docto magisterio habría sido meramente cuantificable si Chacón no lo hubiese desempeñado con la cualidad distintiva de su espiritualidad: la evocación literaria iluminada por la fe, que consiguió hacer del corazón del escritor un manantial inagotable de amor, de cercanía, de acogida, de sensibilidad hacia el prójimo.