La encíclica Caritas in veritate y el pensamiento de la complejidad

El pensamiento y su importancia están en el centro de atención de la última encíclica social Caritas in veritate; en ella Benedicto XVI cita la fuerte expresión de Pablo VI, quien, en su encíclica Populorum progressio, había denunciado: “El mundo se encuentra en un lamentable vacío de ideas”1. Esa referencia se encuentra en el n° 53, justamente al inicio del capítulo quinto –el más “político” de Caritas in veritate-, dedicado a la “Colaboración de la familia humana”.

Y la afirmación de Pablo VI se refiere precisamente a la humanidad en su conjunto, afrontando dos aspectos de esta realidad: por una parte, la integración de la humanidad, en el sentido de una creciente y estrecha relación entre sus componentes, que es un hecho relacionado con la globalización; por otra parte, queda abierto e indefinido el significado que esta integración pueda tomar, pudiéndose desarrollar ya sea bajo el aspecto de la solidaridad como el de la marginalización.

El camino que recorreremos depende de nuestras elecciones y es aquí donde la necesidad del pensamiento es urgente: “Es preciso un nuevo impulso del pensamiento para comprender mejor lo que implica ser una familia”2. A continuación, la encíclica señala de manera explícita cuál debería ser el centro de atención y el nuevo esfuerzo cultural: “Este pensamiento obliga a una profundización crítica y valorativa de la categoría de la relación. Es un compromiso que no puede asumirse sólo con las ciencias sociales, dado que requiere la aportación de saberes como la metafísica y la teología para captar con claridad la dignidad trascendente del hombre”3.