La Iglesia Católica está ahí, está viva, junto a su pueblo

Todo el tiempo del mundo no es suficiente para conversar con Su Eminencia. Jaime Lucas Ortega y Alamino, de 71 años, matancero, arzobispo de La Habana y miembro del Sacro Colegio de Cardenales es, como todo buen cubano, un gran conversador. Ni la solemnidad de sus maneras, ni sus atuendos, ni su rango y jerarquía, constituyen motivos de peso para que su interlocutor se sienta disminuido, aplastado, privado del acto humano de la comunicación.

Basta solo que transcurran cinco minutos de intercambio para percibir que Su Eminencia gusta del diálogo, de la interacción simétrica. Entonces, lo que pudo haber sido una fría entrevista periodística, se trastoca en un bello gesto de cristiana comunión.