Tengo la convicción de que el camino de un futuro de mayor justicia y fraternidad para Cuba no es otro que el perdón, la amnistía y el Ágape, que es la fuerza positiva del amor que construye. Leamos en el Manifiesto de Montecristi, que bien podría ser el manifiesto de la reconciliación entre todos los cubanos y con todos los pueblos, y veremos la nobleza del alma de nuestros patricios. Ellos “declaran…, ante la patria, su limpieza de todo odio, su indulgencia fraterna para con los cubanos tímidos equivocados, su radical respeto al decoro del hombre, nervio del combate y cimiento de la república”