El 20 de mayo de 1912, exactamente el día en que se conmemoraba la instauración de nuestro Estado-nación en su décimo aniversario, militantes del llamado Partido de los Independientes de Color iniciaron su protesta armada. En Occidente y Las Villas hubo pequeños brotes y la represión no tomó caminos tan sangrientos; en Oriente se calcularon en más de mil los sublevados, aunque malamente armados y en partidas desorganizadas. No se registraron, por parte de ellos, atropello o asesinato alguno contra la población blanca de la zona. Los daños económicos, en realidad, fueron mínimos.