Cuando terminó el Concierto“Paz sin Fronteras”, el pasado 20 de septiembre alrededor de las 7 y 20 pm, una atmósfera de victoria parecía flotar sobre el eufórico gentío que desbordó la habanera Plaza de la Revolución. Para quienes vimos la transmisión televisiva en vivo y desde Cuba, el ambiente sonoro del final, interpretado por Los Van Van, y la emoción general, delataba, antes que un puro esfuerzo artístico, una apoteosis de la voluntad y de la inteligencia en medio de circunstancias adversas. El alcance del acto cultural, devenido acontecimiento social después de las polémicas y tensiones que su preparación había generado, parecía descubrir, en medio de los abrazos que se prodigaban los realizadores, un inconfundible matiz político.