Las ciudades coloniales nacieron como un acto deliberado de ocupación del espacio, diferente de la formación espontanea e intemporal de los establecimientos urbanos del Viejo Mundo. Las ciudades hispanoamericanas se han caracterizado especialmente por su origen letrado o escriturado, datado con una precisión histórica que nada tiene que ver con los orígenes mitológicos y legendarios de las antiguas urbes europeas o asiáticas, pues no solo aspiran a contar el aniversario, sino que algunas pretenden precisar la fecha fundacional exacta. No hay duda que la conquista y colonización americanas formaron parte de una historia moderna, contenida en documentos escritos —crónicas, actas, informes—, donde el acto fundacional, primer testimonio de dominio sobre un territorio ajeno, revestía una gran importancia social y se hacía constar con precisión.