Quiso el destino que la Octava Edición de la Muestra de Nuevos Realizadores coincidiera con la triste noticia del cruento asesinato del misionero español padre Eduardo de la Fuente, lo que constituye una prueba más del violento despertar del sueño de seguridad ciudadana que disfrutábamos. Quiso también el destino, o los tiempos que corren, que muchos trabajos de los presentados hurgaran en zonas siniestras o perturbadoras de la realidad nacional y, aún peor, que mostraran una mirada complaciente hacia esas torcidas realidades, que un número considerable de obras estuvieran signadas por el pesimismo y el nihilismo.