Mil páginas sobre Cuba

¿Es legítimo que un libro de dos tomos, cada uno con 500 páginas, se adjudique por título el nombre de nuestra Isla y lo ofrezca en su carátula como propio: Cuba? ¿Se permite ahora que nuestra forma de cocinar, de bailar, que nuestra forma de escribir y pensar queden congeladas en el blanco y negro de muchas hojas impresas? ¿Con qué derecho se nos pone bajo la lupa gigante de las ciencias: la historia, la filosofía, la etnografía…, y se disecciona nuestro pasado y nuestra vida cotidiana, se los divide en temas y epígrafes, se los resume en un índice?