Por “mística” entiendo aquí una fuerza interior que impulsa dando brío y coraje; apasionamiento por una causa; tiene mucho que ver con el amor, esa “divina manía” que continuamente nos saca de nosotros mismos manteniéndonos jóvenes y siempre disponibles. Cuando esa causa u objetivo son el evangelio de Jesucristo -que todos los seres humanos somos una sola familia y juntos debemos buscar la felicidad de todos- hablamos de mística cristiana.