El diagnóstico sobre la economía cubana actual, especialmente en el 2009 y lo que transcurre del 2010, no es nada halagüeño. A pesar de que se había mantenido un crecimiento significativo entre el 2001 y el 2008, factores externos como la crisis financiera mundial, los huracanes que afectaron a la Isla en el 2008 (pérdidas que sobrepasaron los 10 000 millones de pesos), el aumento en los precios de los alimentos que se importan, la baja en los ingresos provenientes del turismo y las remesas, el aumento del precio del petróleo y la caída del precio del níquel agravaron las otras tendencias negativas internas, lo que dio como resultado serios problemas macroeconómicos. Esta sucesión de shocks externos ha provocado una disminución drástica de los términos de intercambio.