El 14 de septiembre de 1988, fiesta de la Exaltación de la Santísima Cruz, el papa Juan Pablo II publicaba su memorable Carta Encíclica Fides et Ratio (Fe y Razón), dirigida a los obispos de la Iglesia Católica. Pues, como afirmara el entonces cardenal Ratzinger durante la misa de exequias de Juan Pablo II: “conocer e interpretar el misterio de la criatura humana, para hacer presente en el mundo de hoy la interpretación cristiana de nuestro ser” es una de las misiones fundamentales de un obispo.