Para que no venza el odio

Cualquier sociedad que pretenda lograr una convivencia saludable, encaminada hacia el progreso y el equilibrio, está obligada a reconocer y potenciar toda su diversidad, también en lo concerniente a la política. La política es una cuestión escabrosa, pues puede tender al enfrentamiento y hasta a la ruptura entre hermanos de una misma nación, pero imprescindible porque desde ese quehacer se debe cincelar el orden que facilita la realización de todas las aspiraciones humanas.

Sin embargo, para lograr esto último, el desempeño de toda la diversidad política de una sociedad, ha de imponerse como objetivo lograr una articulación complementaria entre todas las partes políticas e ideológicas, por medio del diálogo y del consenso –única metodología verdadera del ejercicio de la política, cuando ella es entendida como un servicio a la comunidad-.