Todo parece indicar que desde siempre el hombre ha tomado la Naturaleza, en sentido amplio, como fuente de conocimiento, de substancia para aprender de la infinita sabiduría que ella, en sí misma, encierra. Sin embargo, no fue hasta el Siglo VI A.C, en las colonias jonias griegas, que esta reflexión se hizo crítica, sistemática. Según K. Popper, el desarrollo de esas sociedades condicionó un abandono de los mitos y de la aceptación incondicional de los sucesos. Surge así la filosofía, cuya traducción un tanto simple significa amor al saber y se le adjudica a Tales de Mileto la primacía en hacerse las mismas preguntas que 26 siglos después nos hacemos nosotros todavía: ¿qué es la vida?, ¿de dónde venimos?, ¿qué hay después de la muerte?