Intentaré ofrecer una breve reflexión acerca de la reconciliación entre los cubanos divididos o enfrentados –un tema poco aceptado por muchos y bastante polémico. Para hacerlo, me basaré en cuatro aspectos conectados con el tema. El primer aspecto está relacionado con la reconciliación de cada cubano y cada cubana consigo mismo/a. En tal sentido, puedo decir que la inmensa mayoría de los cubanos acogimos el triunfo de la Revolución con alegría y esperanza. Sin embargo, a lo largo de cinco décadas numerosas de esas emociones ya no son las mismas. Sin duda, algunos conciudadanos nuestros (¿cuántos
exactamente?) aún mantienen ese fuerte vínculo afectivo forjado a principios de los años 60 que hizo de la Revolución un símbolo casi místico.