Frente al existencialismo acentúa la dimensión comunitaria y trascendente del hombre. Asume los valores de libertad, acción, individualidad,… y cree en la esperanza y en la trascendencia frente a la angustia vital y al pesimismo.
El hombre personalista está llamado a construir una sociedad donde cada uno sea respetuoso con la persona. Para construir comunidades “a la medida de la persona”, el hombre necesita comunicarse con otros hombres. Aquí se descubre a Dios como suprema comunicación. Sólo quien vive la verdadera comunicación con los demás, trascendiéndose a sí mismo, puede creer de verdad en Dios.