A lo largo de la historia, el amor y el erotismo han devenido aspectos privilegiados en las más diversas expresiones culturales. Pero en la actualidad alcanzan niveles insospechados de manipulación, según evidencian la literatura, el cine, la música, el video-clip, la publicidad, el espectáculo escénico, la televisión, los diferentes tipos de publicaciones, Internet y las tecnologías ultramodernas. Todos esos discursos reinciden sobre los atractivos del amor de pareja pues, junto a los asuntos de honor y de venganza, apenas necesitan justificación argumental. Tales expresiones, no obstante, muchas veces apuestan al sexo bruto e impuesto, cuya aceptación se ha vuelto masiva. Lamentablemente tal situación puede encontrarse en la producción comercial y en la creación artística. Por su parte, los medios de comunicación en su impacto universal lideran la emisión de mensajes sexuales, sobre todo la televisión -engendro fabuloso de la sociedad de masas que penetra en los hogares casi sin pedir permiso.