Este mes de enero de 2008 se cumplen diez años de la histórica visita del Santo Padre Juan Pablo II a Cuba. La visita papal marca definitivamente la historia de la Iglesia Católica en Cuba, así como el desenvolvimiento del hecho religioso en el contexto sociopolítico revolucionario. El año preparatorio de la visita, los días que el Pontífice estuvo entre nosotros, la masiva participación del pueblo, así como el conjunto de exhortaciones realizadas por el Papa, constituyen una experiencia eclesial muy fuerte para todos los católicos cubanos.
Tengamos presente que más del 60 por ciento de los fieles católicos en Cuba –según la encuesta realizada por el sacerdote jesuita Jorge Cela en el año 2002- llegó a nuestras comunidades en los años 90, una década después de haber concluido en el país la Reflexión Eclesial Nacional (REC) y el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), dos de los eventos más significativos asociados a la Iglesia Católica en la Isla y de gran importancia en la redefinición de su rumbo pastoral. En el plano sociopolítico, la visita fortaleció la profundización de hecho religioso como práctica cultural, su exteriorización en el ámbito de lo público y afianzó una dinámica de relaciones Iglesia-Estado más fluida y acorde con el carácter laico que detenta nuestro Estado desde la reforma constitucional de 1992.