Entre las artes
Imagino que pocos pondrán en duda, sin hablar ya de crisis o auge -dos conceptos dudosos -, que se está gestando una nueva etapa dentro del teatro cubano. Si entendemos que nuevo no quiere decir bueno ni un cambio absoluto, comprenderemos el significado de algunos indicadores: la variedad de líneas estéticas y de estrategias de creación, además de la repercusión que ofrece la maduración profesional de una generación de teatristas hasta hace poco solo prometedora, el aumento de valiosas propuestas de teatro infantil y para niños, del teatro de corte popular, la existencia en provincias de espectáculos de más largo alcance que muchos de la capital, el aumento del teatro comercial entre nosotros, e incluso la reaparición de montajes de textos clásicos de la dramaturgia nacional e internacional realizados por grupos aficionados, pero dirigidos por profesionales. Todo ello merece ser valorado y seguido, y darle cuidadosos merodeos aproximativos como quien avanza por un terreno minado.