El envejecimiento de la población y su impacto adverso a largo plazo en la sustentabilidad financiera de las pensiones de seguridad social es un tema de creciente importancia, especialmente en economías desarrolladas, pero también en los países latinoamericanos más avanzados.
Según la población envejece y el programa de pensiones madura, la razón de trabajadores activos contribuyentes por un pensionado disminuye. Esto demanda un incremento gradual de las contribuciones y de la edad de retiro (jubilación), el recorte de las pensiones o una combinación de dichas medidas.
En parte por ello pero también por razones ideológicas, entre 1981 y 2001, 10 países de América Latina, y varios de Europa Central y Oriental privatizaron total o parcialmente sus sistemas de pensiones.