La persona con talento para las ciencias
La vulgarización del pragmatismo norteamericano a través del cine y, en general, de los medios de difusión masiva ha llevado al ánimo en la gran mayoría de las personas del mundo occidental y, a través de este, del resto del orbe, que no es necesario ser culto para comprender multifacética y hondamente las cosas, los fenómenos y los problemas de los mundos natural y social, que basta con la natural inteligencia para ello.
Es más, se han esforzado incluso por hacer ver lo innecesario de la lectura -el único medio de adquirir cultura- y entonces han invertido la actitud que debe seguirse. Así, han difundido el criterio erróneo de que la persona verdaderamente inteligente no necesita invertir tiempo en la lectura, ya que, según ellos, no requiere de cultura. Y si estudia, debe hacerlo solo con fines prácticos.
Por cierto, confunden la cultura con la erudición; desconocen por completo que la lectura es un proceso activo donde cada persona extrae un significado distinto del mismo texto. No es casual entonces que a la percepción de una obra de arte se le llame lectura. ¿Y hay algo más multívoco que dicha percepción?