Danza Contemporánea de Cuba es una de las compañías más prestigiosas del país. Su origen estuvo marcado por la búsqueda y el reencuentro con nuestras raíces dentro de la entonces danza moderna. El alquimista por excelencia y fundador de la agrupación, Ramiro Guerra, también un profundo conocedor de la estética danzaria cubana e internacional, ha analizado del siguiente modo su proceso de transformación, sin dejar a un lado nuestros rasgos indiscutiblemente nacionales: “En lo moderno se movían las técnicas, los estilos, la manera de expresarse de Doris Humphrey, José Limón, Martha Graham. Las primeras generaciones que empezaron a negar, a crear algo diferente a quienes establecieron la Danza Contemporánea se llamaron postmodernos. Ellos mismos se llaman postmodernos, pero después, cuando surge la corriente cultural del postmodernismo, se encontraron que estaban fuera de los parámetros de esta corriente.” Lo cierto es que se han roto muchos parámetros y el resultado, pese al riesgo de ser diferente, ha ido dejando un rastro alentador.
La base moderna, que parte de los años estudiantiles, es indiscutible y necesaria en los futuros integrantes de la Compañía, pero su proyección ha cambiado. Nos encontramos con la búsqueda cada vez más liberada de la expresión, de la utilización de nuevos lenguajes, de códigos diferentes y de las influencias universales.