Para la mayoría de los lectores cubanos actuales, Gertrudis Gómez de Avellaneda es una figura más o menos borrosa. Muchos podrán decir que se trata de una poetisa decimonónica, “famosa por sus amores” y otros, los más informados, podrán citar al menos una de sus composiciones poéticas, el soneto “Al partir”, y quizá su primera novela, Sab.
En realidad se trata de una de nuestras escritoras fundacionales, una autora con una obra valiosa y dilatada, en géneros como la poesía lírica, el teatro, la novela, la leyenda y el periodismo. Casi nadie sabe, además, que produjo un conjunto de poesía religiosa cuyo valor sobrepasa las fronteras de la Isla, pues se encuentra entre la más valiosa escrita en España y América durante el siglo XIX.