AÑO 2010 Año 6 - No.21, Enero-Marzo 2010

Un evento que debe seguir brillando

por Antonio Fernández Seoane

Mantener en nuestro país la regularidad de un evento competitivo dentro del campo de la visualidad artística contemporánea, llámese salón, bienal, concurso, festival u otra denominación al efecto, se ha convertido en una osadía extrema. Tal empresa conlleva, además de la definición de sus principales objetivos, temas y géneros, del trabajo puntual con artistas de imprescindible participación y de la labor divulgativa necesaria para el logro de sus propósitos, una infraestructura económica que por lo general resulta muy costosa. Si a esto agregamos que la entidad que convoca el evento no es de las que forman parte de la red oficial de instituciones de las artes visuales, sino que responde a una denominación religiosa, dicha periodicidad puede peligrar aún más y ser afectada por los posibles embates de cierta miopía cultural que no acepta la diversidad.