La identidad cultural cubana desde su multiplicidad etnohistórica
Cuando hace ya unos años preparaba simultáneamente los textos correspondientes a la parte etnohistórica para el Atlas de los instrumentos de la música folclórico-popular de Cuba, publicado en tres volúmenes en 1997, y el Atlas etnográfico de Cuba, con solo una versión en CD-ROM realizada en el año 2000, tuve que consultar innumerables fuentes bibliográficas, censales y de archivo con el fin de tratar de deslindar la composición étnica de la nación cubana respecto de la tradicional confusión de historiadores, demógrafos y sobre todo periodistas, de identificar etnia y “raza” (escribo “raza” entre comillas, pues por suerte la inmunda palabreja, como decía Fernando Ortiz, cada día es más repudiada por la comunidad científica que se respeta a sí misma), como si a los individuos y a los grupos humanos se les pudiera juzgar por dentro (por su cultura) tal como aparentan ser por fuera (por su fenotipo). Solo quedaban libres de aquel viejo pecado original las obras maduras de Fernando Ortiz y Juan Pérez de la Riva, que se convirtieron en guías para el trabajo.